Catherine camina por la calle Corrientes, cuando de repente se encuentra con el capitán Diego Valiente.
Diego viene directamente del Caribe, pero sus aventuras no conocen límites oceánicos o temporales. Por eso, la invita a Catherine a adentrarse en un teatro -tan chiquito como mágico- que funciona como puerta de entrada a los mares de todo el mundo.
Catherine se asusta con los piratas, se fascina con los faraones que aparecen de repente, se hace compinche de la belleza de su casi tocaya María Catherina y de la mano de Pedrito entiende que la verdadera amistad es algo que supera el tiempo y el espacio.
Catherine no puede creer cuando la función termina y quiere volver, porque la calle Corrientes tiene magia, fugas y misterio....
